El registro de una marca es sinónimo de seguridad jurídica que se configura en la protección de los signos que sirvan para distinguir productos o servicios.
El artículo 1 de la Ley de Marcas expresa lo siguiente: Son marcas todos los signos que sirvan para distinguir productos o servicios. Las marcas podrán consistir en una o más palabras, lemas, emblemas, monogramas, sellos, viñetas, relieves; los nombres, vocablos de fantasía, las letras y números con formas o combinaciones distintas; las combinaciones y disposiciones de colores, etiquetas, envases y envoltorios. Podrán consistir también en la forma, presentación o acondicionamiento de los productos o de sus envases o envolturas, o de los medios o lugar de expendio de los productos o servicios correspondientes. Este listado es meramente enunciativo.[1]
En nuestro país la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (DINAPI) es la institución rectora en la materia, y su misión es “diseñar, implementar, fomentar y coordinar las políticas públicas de propiedad intelectual, concediendo la protección de los derechos derivados de esta materia a fin de garantizar la seguridad jurídica a sus titulares.”[2]
En lo personal, pude vivir la experiencia de las marcas tanto desde adentro de la DINAPI como afuera, desde el ejercicio de la profesión. Pude y puedo percibir el día a día de colegas, profesionales, empresas, emprendedores, estudios jurídicos, y todo el ecosistema de este rubro. También pude entender las frustraciones, desafíos, anhelos y expectativas de todos ellos.
El proceso del desarrollo de una marca no se resume de la noche a la mañana, existen un sinnúmero de momentos, ideas, inversiones, idas y vueltas para su concreción. En este sentido, se deben conciliar muchos conceptos, filosofías, finanzas y otros elementos indispensables de las partes intervinientes en su desarrollo. Todo esto dependerá de los recursos tanto de las personas jurídicas, tanto como físicas.
Una marca sintetiza todo, la identidad, el mensaje, el esfuerzo, un estilo de vida, la perseverancia, la esperanza, las ilusiones, las expectativas, el anhelo de un emprendimiento próspero y estable, entre otros.
Detrás de una marca existen varias aristas que no se visualizan como tales, por ejemplo: la creación de fuentes de trabajo, la educación, la salud, la religión, la socioambiental, socioeconómica, etc. Todo esto eleva a la sociedad a la progresión de una estabilidad económica y una convivencia pacífica en términos sociales. Es un motor cuyo encendido es permanente.
Resulta fundamental registrar una marca, la ley otorga las herramientas necesarias para su protección. Salvaguardar una marca es una impronta que nunca va a desaparecer.
Es por eso, que la expectativa del cliente, al solicitar su registro es muy alta y los profesionales tenemos que estar a la altura brindando información transparente, sólida, objetiva y veraz, visualizando todos los escenarios posibles.
En próximas entregas profundizaré los pasos a realizar para el registro de una marca.
[1] Ley N° 1294 | De marcas
[2] https://www.dinapi.gov.py/portal/v3/institucional/mision-vision-funciones/